Eneatipo 4 – El Individualista

Al eneatipo Cuatro lo hemos llamado el individualista porque mantienen su identidad considerándose fundamentalmente diferentes a los demás. Creen ser distintos a los demás seres humanos y que, por lo tanto, nadie puede comprenderlos ni amarlos lo suficiente.

EL TIPO SENSIBLE, RESERVADO, EXPRESIVO, DRAMÁTICO, ENSIMISMADO Y TEMPERAMENTAL.

  • MIEDO BÁSICO: No tener identidad ni importancia personal.
  • DESEO BÁSICO: Descubrirse a sí mismo y su importancia; crearse una identidad a partir
    de su experiencia interior.
  • MENSAJE DEL SUPERYÓ: «Vales o estás bien si eres fiel a ti mismo».

Eneatipo 4

Suelen pensar que poseen talentos únicos, dones especiales, fuera de serie, pero también que tienen desventajas o defectos únicos. Más que cualquier otro tipo, los Cuatro conocen muy bien sus diferencias y deficiencias personales y se centran en ellas.

Los Cuatro sanos son sinceros consigo mismos: reconocen todos sus sentimientos y son capaces de ver sus motivos, contradicciones y conflictos emocionales sin negarlos ni edulcorarlos. Es posible que no les guste lo que descubren, pero no intentan racionalizar sus estados; tampoco tratan de ocultarlos, ni a ellos mismos ni a los demás.

Están dispuestos a revelar cosas muy personales que podrían ser vergonzosas, porque están resueltos a comprender la verdad de sus experiencias, para descubrir quiénes son y hacer las paces con su historia emocional. Esta capacidad también les permite resistir el sufrimiento con serena fuerza. El conocimiento de su naturaleza más oscura les hace más fácil procesar experiencias dolorosas que podrían abrumar a otros tipos.

De todos modos, los eneatipos Cuatro suelen decir que creen que les falta algo, aunque tal vez les cueste identificar exactamente qué es. ¿Fuerza de voluntad? ¿Soltura o naturalidad social? ¿Seguridad en sí mismos? ¿Tranquilidad emocional?; todo esto lo ven en los demás, aparentemente en abundancia. Con tiempo y suficiente perspectiva, por lo general reconocen que son inseguros respecto a aspectos de su imagen, su personalidad o la estructura de su ego.

Creen que carecen de una identidad clara y estable, en particular de una «fachada social» con la que se sientan a gusto. Si bien es cierto que suelen sentirse diferentes de los demás, en realidad no desean estar solos. Es posible que en reuniones sociales se sientan incómodos o tímidos, pero desean intensamente conectar con personas que los comprendan, a ellos y a sus sentimientos. Los Cuatro son los «románticos» del eneagrama; ansían que entre alguien en su vida que valore su yo secreto, el que han sustentado y ocultado del mundo. Si pasa el tiempo y esa validación continúa inalcanzable, la persona Cuatro comienza a construirse la identidad en torno a lo distinta que es de los demás. Esa persona «distinta», por lo tanto, se consuela convirtiéndose en porfiada individualista: todo ha de hacerlo sola, a su manera, según sus normas o condiciones.

El mantra del tipo Cuatro se convierte en «Yo soy yo. Nadie me comprende. Soy diferente y especial», al mismo tiempo que en secreto desea poder gozar de la soltura y seguridad de que disfrutan otros.

Es característico en los Cuatro tener problemas con una imagen propia negativa y una autoestima baja. Y tratan de compensarlo cultivando un yo de fantasía, una imagen idealizada que construyen ante todo en su imaginación. Un Cuatro que conocemos nos ha dicho que pasa la mayor parte de su tiempo libre escuchando música clásica imaginándose que es un excelente concertista de piano, estilo Vladimir Horowitz. Lamentablemente, su dedicación a practicar dista mucho de la de su imagen de fantasía, y suele pasarlo muy mal cuando le piden que toque. Si bien sus dotes reales no son pocas, son causa de vergüenza.

A lo largo de la vida, los Cuatro podrían probarse varias identidades diferentes para encontrar la talla, basándose en estilos, preferencias y cualidades que admiran en otras personas. Pero bajo la superficie siguen sintiéndose inseguros respecto a quiénes son realmente. El problema es que en gran parte basan su identidad en sus sentimientos; cuando miran su interior encuentran reacciones emocionales caleidoscópicas, siempre cambiantes. En realidad, perciben con mucha exactitud una verdad de la naturaleza humana: que es dinámica y siempre cambiante. Pero dado que desean crearse una identidad estable y fiable a partir de sus emociones, intentan cultivar solamente ciertos sentimientos y rechazan otros. Se identifican con algunos sentimientos y con otros no: «Ese soy yo, ese no soy yo». Creen que son fieles a sí mismos tratando de retener y expresar ciertos estados de ánimo.

Uno de los grandes desafíos que enfrentan los Cuatro es aprender a liberarse de los sentimientos del pasado; tienden a alimentar sus heridas y a aferrarse a los sentimientos por las personas que los han herido. En realidad, es posible que se aterren tanto a sus deseos y decepciones que sean incapaces de ver los muchos tesoros que tienen en su vida.

Leigh es una madre que trabaja y ha combatido con estos sentimientos difíciles durante muchos años:

“Me desmorono cuando salgo al mundo. He tenido una serie de relaciones desastrosas. He odiado la bondad de mi hermana, he odiado la bondad en general. Pasé años sin alegría en mi vida, con sonrisas fingidas porque no me salían sonrisas verdaderas. He deseado de forma constante cualquier cosa fuera de mi alcance. Mis deseos jamás se cumplían porque, lo comprendo ahora, me aferró «al deseo» y no a ningún resultado concreto.”

Hay un cuento sufí sobre un perro viejo al que habían maltratado muchísimo y estaba a punto de morirse de hambre. Un día encontró un hueso, lo llevó a un lugar seguro y empezó a roerlo; tenía tanta hambre que estuvo muchísimo rato masticando el hueso hasta que le sacó todo el alimento posible. De pronto, un anciano bondadoso vio al perro con su patético hueso y empezó a ponerle comida calladamente. Pero el pobre animal estaba tan apegado a su hueso que se negó a soltarlo y muy pronto murió de inanición.

Los Cuatro tienen ese mismo problema; mientras creen que hay en ellos algo fundamentalmente malo no se permiten experimentar ni disfrutar de sus muchas cualidades; reconocer esas cualidades sería perder su sentido de identidad (víctima que sufre) y quedar sin una identidad personal relativamente constante (su miedo básico). Los Cuatro crecen aprendiendo a ver que gran parte de su historia no es cierta, o por lo menos que ya no es cierta. Los viejos sentimientos comienzan a desaparecer cuando dejan de contarse a sí mismos su vieja historia, que ya es inaplicable a su situación actual.

Personas Ejemplo de Eneatipo 4

  • Jeremy Irons.
  • Jackie Onassis.
  • Judy Garland.
  • Vivien Leigh
  • Sarah McLachlan.
  • Martha Graham.

 

Texto extraido del gran libro: La Sabiduría del Eneagrama (Don Richard Riso & Russ Hudson).  Cómpralo en Amazon.

 

Vídeos sobre el Eneatipo 4

En esta sección encontrarás vídeos relacionados con el eneatipo 4.

El Eneatipo 4 según Borja Vilaseca

Vídeo Autor: Borja Vilaseca – Cursos sobre Eneagrama – www.borjavilaseca.com

El Eneatipo 4 según Alberto Peña

Audios del Eneatipo 4

En esta sección compartiré los audios del eneatipo 4 más interesantes que he encontrado. Espero que te gusten.



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